Adán y Eva, fuera ya del Paraíso, tuvieron dos hijos llamados "Caín y Abel". Eva agradeció a Dios diciendo:

"Gracias a Dios he podido tener hijos".

Abel era pastor y Caín labrador.

Caín, estaba celoso y molesto con su hermano Abel, ya que a Dios le agradaba más sus ofrendas. Dios habló a Caín:

"¿Por qué vas con la cabeza agachada?, si obras bien, tendrás la cabeza levantada".

Caín cegado por su ira se dijo:

"Si Abel desapareciera, me irá mejor."


Un día, Caín dijo a Abel para ir juntos al campo. Cuando llegaron y no había nadie quien los mire, Caín dio muerte a su hermano. Cuando llegó la hora de las ofrendas, Dios dijo a Caín:

"Conozco bien tu trabajo Caín y la sinceridad con la que lo haces, pero deseo que superes tu odio y pensamientos malos."

Luego Dios, preguntó por Abel. Caín respondió que no era su guardián. Luego Dios dijo:

"¿Qué has hecho?, la sangre de Abel grita. Por hacer daño a tu Hermano, te sentencio a que la tierra que labras no te de ningún fruto. Caminarás fugitivo y errantes por muchos lugares".

Así, Caín tuvo que marcharse, y en su camino se dirigió a Nod, al oriente de Edén.

Dios dio un nuevo hijo a Eva para consolarla por la pérdida de Abel. El se llamó Set.

(Génesis 4: 1 al 16)