Continuó Jesús su relato:

<<Mi Reino, es igual a ese Rey que un día, resolvía cuentas con sus Siervos. Y un día llegó uno que le debía diez mil talentos, pero como no podía pagar le ordenó venderlo todo (incluyendo a su Mujer e Hijos) para poder pagar su deuda.

El Siervo de rodillas suplicó:

"Tenga piedad por favor, pagaré toda mi deuda."

El Rey conmovido por la suplica, liberó y perdonó su deuda al Siervo. Cuando él Deudor salió, en su camino se encontró con un Consiervo que le debía Cien denarios y le dijo:

"Oye, págame lo que me debes ahora."

El Consiervo deudor de rodillas rogó por paciencia para que pueda pagarle todo, sin embargo el Siervo no aceptó y lo llevó a la Cárcel.

Los consiervos al ver dicho acto, se decepcionaron de la actitud de este, así que fueron donde el Rey para informarle lo que había pasado. Cuando el Rey se enteró, mando a llamar al Siervo deudor, y al tenerlo en su presencia dijo:

"Siervo, eres despiadado y malo. Te perdoné toda tus deudas por que me rogaste, pero ¿no debiste también compadecerte de aquel Hombre así como yo me apiadé de ti?"

Tras esto, el Rey ordenó encerrar, castigar y obligar que pague su deuda al Siervo despiadado.

Mi Padre igual hará con ustedes lo mismo si no perdonan de corazón a sus hermanos por sus ofensas.>>



Interpretación
Ésta parábola habla de la piedad, igualdad y misericordia que debemos tener con el prójimo, si no queremos que el dolor se vuelva contra nosotros así como también, tener un castigo más fuerte del que cometimos contra ellos.

(Mateo: 18, 23-35)