Dios al ver que la tierra estaba llena de Hombres de maldad, dijo al buen Noé:

"Noé, he decidido acabar con este mundo perverso, para eso inundaré la tierra con un gran diluvio. Salva a toda tu familia y a ti, construye una gran Arca a base de madera de ciprés y reúne mucha comida para que no sufran de hambre. Además, deberás salvar a una pareja de animales macho y hembra de cada especie".

Cuando Noé y su familia terminaron de construir el Arca y recolectar la comida, emprendieron su búsqueda de los Animales de cada especia. Una vez terminada su tarea y toda la familia de Noé dentro del Arca, empezó a llover sin parar durante cuarenta días y cuarenta noches inundando así toda la tierra.

Tiempo después navegando, Dios hizo decrecer poco a poco las aguas de la faz de la tierra. Noé espero mucho y pacientemente a que el agua cesara, pero cuando ya no pudo, destapó la cubierta de la arca y envió a un Cuervo para averiguar. El Cuervo ando por muchos lares pero no encontró nada así que regresó al Arca.


Noé no se dio por vencido  así que en el próximo intento envió a una Paloma, pero lastimosamente ella tampoco encontró nada. Tras siete días, Noé nuevamente envió a una Paloma, y mucho después, regresó con una Ramita de Oliva en su pico. Con esto, Noé entendió que el agua estaba cesando.

Tras otros siete días más, Noé vivió a enviar a la Paloma y ésta no regresó más. Aunque tenían ganas de salir del Arca, él y su familia esperaron un mes más, hasta que Dios por fin les ordenó salir.

Cuando ya desembarcaron, Noé le dio ofrendas en agradecimiento a Dios y él le dijo:

"Nunca más maldeciré la tierra por culpa del Hombre.

(Génesis 6: 5, 7 y 8)