Dios tomó al Hombre y lo puso en el Jardín del Edén para que lo cultivara y cuidara. Él le dijo:
"Puedes comer de cualquier árbol que haya en el jardín, menos del árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. El día que comas de él, morirás sin remedio".
El hombre puso nombre a los animales, pero no encontró en ellos un ser semejante para que lo ayude. Dios al ver esto dijo:
"No es bueno que el Hombre esté solo".
Dios hizo caer en un sueño profundo a Adán, y de él, sacó una de sus costillas para formar a una mujer a la que llamó Eva, luego la llevó ante Adán y le dijo que ella sería su compañera.
Adán al verla dijo:
"Es hueso de mis huesos, carne de mi carne. Será llamada 'Varona' porque del Varón ha sido tomada".
Adán y Eva vivían muy felices, ellos se amaban y cuidaban del jardín. Dios los visitaba con frecuencia, y hablaban con él. Ellos obedecían lo que Dios les decía.
(Génesis 2: 15 al 23)