La naturaleza creada por Dios, era disfrutada por los Animales, pero a pesar de que ellos solamente disfrutaban de ese prodigio, creó al Hombre con polvo de la tierra y sopló en su rostro el aliento de la vida. Luego plantó un jardín en un lugar de Oriente y lo llamó "Edén". Ahí colocó al hombre que había creado.

Dios hizo brotar en el Edén mucha variedad de árboles agradables para la vista, con bellas flores, ríos, aves hermosas que volaban y cantaban, y buenos frutos para que pueda comer. En medio de este gran paraíso, Dios puso el Árbol de la Ciencia, del Bien y del Mal.

(Génesis 2: 7,8,9)