Jesús dijo:

"Un día, el Sembrador salió a cultivar, y al esparcir las semillas, algunas cayeron cerca del camino, y los pájaros se las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso donde no había mucha tierra, y brotaron enseguida por que la tierra era poco profunda, pero cuando salió el sol, se quemaron ya que no tenían raíz, así que se secaron. Otras cayeron entre espinas y éstas al crecer, se fueron ahogando. Otras cayeron en buena tierra y dieron buenos frutos, unas cien, otras sesenta, y las demás treinta. El que tenga oídos que oiga."


(Mateo: 13, 3-9)


Jesús interpreta la Parábola del Sembrador

Jesús dijo:

"Oigan, la Parábola del Sembrador. Cuando alguno oye la Palabra del Reino y no la entiende, viene el mal y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Estas, son las semillas que fueron sembradas junto al camino.

Las semillas que cayeron en los pedregales, es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, tropieza.

Las semillas que fueron sembradas entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se vuelve en vano.

Las semillas que fueron sembradas en buena tierra, es la que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno."

(Mateo: 13, 18-23)