Mientras Moisés estaba en el Monte Sinaí y los Israelitas al notar que demoraba mucho en bajar, se impacientaron mucho y exigieron a Aarón, que les construya un Becerro de Oro para adorarlo. Cuando ya tuvieron su Becerro, comieron y bailaron sin parar en un rito pagano.

Cuando Dios se enteró del mal acto de los Israelitas, dijo a Moisés que los castigue severamente por ser muy desagradecidos con Él. Moisés, así lo hizo y perecieron unos tres mil de ellos. Luego pidió a Dios que cese el castigo.


Continuando su camino, construyeron el Tabernáculo (altar o retablo) previo al templo que construirían en la Tierra Prometida. Pero el negativismo entre la gente se contagiaba. Dios nuevamente molesto por la falta de fe del pueblo, envió muchas serpientes venenosas para castigarlos y liquidarlos, pero Moisés nuevamente intervino.


Dios, ordeno a Moisés hacer una Serpiente en una estaca de bronce. El solo mirar la Serpiente, les salvaría del castigo y de perecer.



(Éxodo 32: 5, 7: 36 a 39)