Samuel, se molestó con Saúl al saber que ofrendó un sacrificio a Dios sin esperarlo, por eso le dijo que su reinado había terminado. Dios encargó a Samuel que vaya a Belén, pues en uno de los hijos de Isaí, encontraría a un nuevo Rey para Israel.

Allí Isaí invitó a Samuel y a sus hijos el ofrendar un sacrificio divino. Samuel creyó que el hijo más alto y fuerte era el elegido, pero Dios le dijo que no era él. Samuel preguntó a Isaí si estaban todos sus hijos presente, pero Isaí dijo que no, su hijo menor David estaba cuidando las ovejas, pero iría a buscarlo.


Cuando Isaí llegó con David, vio Samuel que era un buen niño, y Dios lo había escogido para ser Rey. Ungió la cabeza de David con aceite y fue iluminado por el espíritu santo.


(Samuel 16)