"Tras la crucifixión de Jesús, sus seguidores y apóstoles rescataron a Jesús de la cruz bajándolo y luego llevándoselo hacia una cueva secreta para poder darle santa sepultura. Un Conejo se encontraba dentro de esta cueva y al ver entrar a la multitud triste y llorando, se escondió con mucho cuidado. La gente acostó y cobijaron a Jesús, tras un rato pasaron a retirarse en silencio sin antes, cerrar la entrada del sepulcro con una enorme piedra.
El Conejo muy intrigado, se acercó al cuerpo de Jesús y preguntándose quien era, lo observaba una y otra vez. Así estuvo durante todo el día y toda la noche, pero ya muy tarde, el cuerpo de Jesús se levantó tranquilamente y mientras doblaba sus sábanas, un Ángel se acercó para abrir remover la piedra de la entrada. El Conejo estaba muy sorprendido y no podía creer lo que había visto; pero entonces comprendió que aquella persona era el Hijo de Dios.

Muy contento, el Conejito decidió avisar a todo el mundo que Jesús había resucitado, pero, ¿cómo hacerlo si los Conejos no hablan?. Tras pensar un rato, el Conejito tuvo una gran idea, y era pintar un muchos huevo de colores para transmitir un mensaje de vida y alegría.
Desde ese entonces, el Conejo de Pascua sale cada Domingo de Pascua, y deja a todos Huevos de colores para hacerles recordar la buena nueva sobre la resurrección de Jesús."
Origen y explicación del Conejo de Pascua
El Origen de esta leyenda, se remonta hace mucho en aquellas fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el Conejo era el símbolo de la fertilidad y estaba asociado con la diosa Eastre, quien se le dedicaba el mes de abril. Conforme masó el tiempo, se fue incluyendo al Conejo a la Semana Santa y a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar muñecos de chocolate y azúcar en Alemania, esto dio origen también a esta leyenda.