Abraham dijo a Dios que no tenía hijos, que estaba muy viejo y que sus bienes pasarían a su ayudante, Eliezer de Damasco. Dios tras escucharlo triste le respondió:

"Abraham, tendrás un hijo de tu sangre. Mira el cielo y cuenta las estrellas. Así de grande será tu descendencia."

Tiempo después, con el permiso de Sara, Abraham tuvo un hijo con su esclava Agar. El bebé se llamó Ismael, pero a pesar de ser Hijo de Abraham, Dios sólo aceptaría a un hijo concebido sólo con Sara, para eso dijo:


"Te bendigo Sara. Reyes de reyes serán tus descendientes. Abraham, ella te dará un Hijo, no lo olvides."

(Génesis: 13, 14, 15, 16)