Después que Samuel se aseguró de que David sea Rey, y tras su gran heroica victoria ante Goliat, Saúl aun Rey, pudo ser testigo de su gran victoria y celebró su acción invitándolo a vivir en su hogar convirtiendo a David en líder del ejército Israelita. Dios bendijo a David y fue muy querido por su pueblo. Saúl por otra parte, debido a la desconfianza que le tuvo Dios, él y sus hijos siguieron luchando contra los filisteos y en una de esas batallas, perecieron.

Tras eso, Dios presentó a David y fue declarado Rey de Israel. David amaba a Dios y prometió obedecer sus mandamientos. Tiempo después, David pecó, se enamoró de Betsabé, mujer de Urías (un soldado israelita) a quien envió al campo de guerra a pesar de que ahí moriría. Así, él pudo casarse con ella.
(Samuel 17, 31. 2 Samuel 11)