Cuando se apagó el fuego y los judíos entendieron el gran poder de Dios, Dios dijo a Elías:
"Llegará a ti un nuevo profeta que te hará compañía por muchos años."
El nombre del profeta era Eliseo, y así como lo dijo Dios, acompaño a Elías en sus últimos años de vida. Ambos cruzaron el río Jordán y Eliseo, pidió a Elías tener el espíritu santo en él. Antes de fallecer Elías, dio su manto divino a Eliseo y el, jamás se separó de este.

Gracias a su gran Fe, Dios ayudó a Eliseo realizar muchos milagros. Uno de ellos fue cuando ayudo a una mujer multiplicando sus tinajas de aceite par que logre venderlas y así evitar que un prestamista se las quite a sus hijos. Otro de sus grandes milagros fue cuando resucitó al hijo único de una pareja de ancianos, así como otro donde curó a un extranjero de la lepra.
(2 Reyes 1, 2, 3, 4, 5)